La Selección Mexicana se entregó en cuerpo y alma en Lusail, pero no fue suficiente. Anotaron Henry y Luis Chávez. El VAR, determinante, anuló dos goles.
La debacle se consumó y, aunque la veíamos venir, no quisimos creerla. Por primera vez en ocho Mundiales, México no estará en octavos de final.
El final de una sana tradición futbolista y, también, el de un proceso tortuoso y controversial. Ocurrió que, tras una noche eléctrica en Lusail, los imponderables que en otras ocasiones habían sonreído al 'Tri' ahora cayeron del lado opuesto. No siempre será el día de suerte.
El VAR, viejo amigo, resultó una molestia inoportuna. Las tarjetas amarillas, los goles en contra, a favor, y hasta el índice de transpiraciones por minuto; en fin, ninguna variable operaba a favor de la Selección Mexicana. Pero esto va más allá de ello. La eliminación proviene de mucho antes, de muchas otras falencias. Los goles de Henry y Chávez solo serán un recuerdo agridulce.